viernes, 5 de junio de 2009

Un pais sin futuro

Mayo 22, 2009
Enrique Calderón Alzati

Después de presenciar como testigo directo, al igual que otros cientos de miles de mexicanos, lo ocurrido durante las últimas semanas, incluidas las declaraciones en torno a las contingencias, las discusiones en el congreso y las declaraciones del expresidente aquel de la renovación moral, me siento lleno de optimismo, pensando que hoy quizás como nunca vivimos en un país absolutamente carente de futuro. Seguramente piensan que se trata de humor acido, o de una broma de mal gusto, pero no es el caso. Si terminan de leer este artículo coincidirán conmigo en que me asiste la razón, tanto en lo referente a que el país no tiene futuro (en su concepción actual), como en lo que ello implica.

En relación a la primera afirmación, creo que resultan evidentes varias cosas, una de ellas, es que no solo cada gobierno es más malo, corrupto e inepto que el anterior. Esto ya no es una coincidencia sino una tendencia matemática totalmente predecible; no importa que tan malo sea el gobierno que padecemos, no importa que tanto nos quede claro que el presidente y sus colaboradores trabajen para intereses extranjeros, que no tengan capacidad ni voluntad para enfrentar determinados problemas, que no cuentan con un proyecto de país que permita vislumbrar mejoras en el futuro, de todas maneras el gobierno siguiente representara no solo mas de lo mismo, sino el siguiente paso en la única dirección posible, el abismo. Si midiéramos la salud del país en término de los escándalos que se suscitan entre las elites del sistema y las cuantificáramos en una grafica, la tendencia nos indicaría el grado de descomposición política a la que estamos llegando. El nivel mismo del cinismo y de falta de valores, de respeto y de lealtad, que hoy priva en los círculos del poder, es otro indicador de que los tiempos se están terminando para este esquema de país en el que hoy vivimos.

Cuando yo era pequeño, aprendí en la escuela que México, nuestro país, tenia la forma de un cuerno de la abundancia, el símbolo mítico creado y usado en las civilizaciones florecientes, pero no era solo la forma, era la esencia, un país rico, con recursos en abundancia, rico en petróleo y minerales, rico en productos agropecuarios y forestales, con una extensión de sus costas entre las mayores del mundo y con un patrimonio histórico extraordinario. Recuerdo incluso, una caricatura de Abel Quesada en la que afirmaba que para equilibrar la riqueza de ese territorio, Dios había puesto allí a los mexicanos.

Pero todo aquello que nos enseñaban tenia su contraparte, visible en las obras de infraestructura que se construían, allí estuvo primero la ciudad universitaria, luego los grandes hospitales del Seguro Social que iban apareciendo por el territorio nacional, las fotos de las grandes hidroeléctricas que generaban la energía necesaria para el desarrollo, las nuevas universidades y los tecnológicos que iniciaban sus operaciones; después las cosas cambiaron y nos empezaron a decir que el dinero no alcanzaba, al mismo tiempo que los fenómenos de acumulación de dinero y enriquecimiento de unos pocos se hacia visible. Es difícil entender como un país tan rico como el nuestro, pueda tener una población tan pobre, si no es por la presencia de esos supermillonarios.


Si pudiéramos hacer graficas que nos indicara los crecimientos de la delincuencia, durante los 30 últimos años, del empobrecimiento de las mayorías, del estancamiento económico, de la incapacidad gubernamental para resolver los problemas, de la corrupción en los grupos de poder, seguramente veríamos una coincidencia casi perfecta entre todas estas variables, o usando términos mas técnicos, una alta correlación entre todas, pero al mismo tiempo observaríamos también que muchas de ellas muestran tendencias muy claras a rebasar los limites de lo posible.

Otros elementos adicionales, nos indican que hace tiempo cruzamos la línea del no retorno, Luego del fraude colosal de 1988, un sector absolutamente mayoritario de la sociedad, clamo por la instalación de la democracia en el país, la lucha que se dio fue total, sin escatimar esfuerzos ni voluntades, lo que resulto fue un nuevo Frankenstein conocido hoy como el instituto del fraude electoral, con un presupuesto multimillonario que ha hecho de los procesos electorales uno de los negocios mas atractivos del país, con esto doy un ejemplo entre muchos, de cómo incluso las mas claras demandas sociales, terminan pudriéndose en poco tiempo, acrecentando los procesos de descomposición nacional.

Los desequilibrios a los que hemos llegado como producto de acciones irresponsables y de falta de visión de los gobernantes, que pareciera, que se han dedicado unos a sembrar problemas y otros a hacer que crezcan y florezcan, hacen muy difícil que se puedan buscar soluciones dentro del esquema actuadle país, en el que por ejemplo, la lideresa del sector magisterial tiene hoy mas poder que cualquiera de los gobernadores estatales y de muchos de los secretarios de estado, en el que los bancos extranjeros utilicen las leyes mexicanas para limpiarse los zapatos, en el que los capos de la droga pongan gobernantes a su gusto y se alojen en los reclusorios como si fueran hoteles de paso.

Si todo esto no nos indica que estamos llegando al fin de un modelo totalmente agotado de nación, les invito a detenerse un momento a pensar en la ex Unión de Republicas Soviéticas Socialistas y como fue que esta gran potencia mundial se colapso en semanas, seguramente no faltará quien diga que aquí no somos comunistas y por lo tanto, que eso no puede pasar, sin embargo su fin habría sido el mismo con cualquier otro sistema político de carácter centralista; (planificación central era el termino usado por los rusos) Creo que lo que allí sucedió es que el gobierno le había quedado pequeño, muy pequeño aun país demasiado grande y complejo, exactamente como esta sucediendo en el nuestro, en el que los gobernantes son incapaces de entender la grandeza tanto de nuestro país como de sus problemas, sumidos ellos en sus intrigas, en sus ambiciones personales y en su compulsión de entregar resultados atractivos a sus verdaderos patrones.
Pensar en un nuevo modelo de nación, en un país enteramente distinto, con una estructura jurídica y administrativa diferente de la que hoy tenemos, que nos permita enfrentar y superar los problemas actuales, antes de que sea tarde para ello y nos veamos envueltos en una nueva guerra social, debiera ser un imperativo. Hoy como dije al principio de este articulo, me siento optimista porque el horror y el hastío en el que hemos estado viviendo puede dar lugar a un lugar y una nación totalmente diferente a la que tenemos, dejemos ya de pensar en remiendos y remedios que solo nos lleven a continuar sumidos en este modelo agotado de país convertido en un lodazal, para pensar en un nuevo modelo de nación que nos permita salir de esta pesadilla. A discutir este tema, dedicare mis próximos artículos.